20 mar 2013

Marzo. De vista, oído y autobuses integradores.


Con la llegada de la primavera, siempre apetece agudizar los sentidos: abrir bien los ojos, plantarse cual cangrejo al sol, escuchar los pajarillos e inspirar con fuerza para captar los olores que la nueva estación nos ofrece. Y para esta sobredosis de edulcorante, qué mejor que las sesiones de marzo del primer ciclo de primaria, durante las cuales hemos investigado los puntos de vista más desconocidos de la clase y de nuestras propias casas, desde cómo suenan y huelen hasta qué colores reflejan, dependiendo de la hora del día. Para ello, hemos cerrado los ojos y abierto bien las orejas, a la vez que convertíamos las ventanas del aula en auténticos rosetones góticos... Esperamos el sol de primavera para comprobar los resultados de tal hazaña.



Mientras los alumnos de 4º se convertían en rigurosos clientes y detallistas arquitectos, comenzando el que será el proyecto final del curso, nuestros particulares críticos de 5º eligieron los cinco aspectos del colegio hacia donde orientarán sus sugerencias de mejora. El poco interés de las zona comunes, la falta de sombra en el patio y la monocromía  de los espacios interiores serán, a partir del mes que viene, objeto de análisis y transformación. Prepárense, equipos directivos, porque se avecinan sus propuestas.

Con 6º, 1º y 2º (de ESO), seguimos centrados en la ciudad: sus infraestructuras, su desarrollo, sus tramas y los planes de movilidad que las estructuran nos mantendrán ocupados durante varias sesiones, aprendiendo a dibujar secciones de calle (con el mundo subterráneo que ello implica) y reflexionando sobre propuestas como la ciudad para un millón de habitantes (Plan Ribas Piera, 1973).

Pero el funcionamiento del territorio no es solo consecuencia de su estructura física. Depende también –y cada vez más- de la aplicación de políticas sociales que favorezcan la integración y la participación. En estos aspectos se centran ahora los alumnos de 3º y 4º de ESO, que nos han sorprendido con el diseño de procesos participativos tan viables como una red de autobuses educativos comunitarios, donde los vecinos con peligro de exclusión son a la vez alumnos y profesores, que fomentan la mezcla de culturas a base de talleres y actividades divulgativas.

Seguimos...

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